domingo, 23 de junio de 2019

7 de abril de 1817 sacrificio en la casa fuerte por Eumenes Fuguet


7 de abril de 1817, el sacrificio en la Casa Fuerte de Barcelona

Por Eumenes Fuguet

La historia venezolana nos ha dejado plasmada con la tinta indeleble del sacrificio y del valor, una de las páginas más infaustas, como fue la escrita el 7 de abril de 1817, en el antiguo convento de San Francisco en Barcelona, convertida Casa Fuerte, donde el valeroso general barcelonés Pedro María Freites, la utilizó en última instancia como lugar de refugio a los ancianos, mujeres, niños y enfermos de la ciudad, como también para el parque (armas y municiones), dejadas por Bolívar en calidad de depósito.
El Libertador procedente de Haití, había llegado a Barcelona el 1ro de enero de 1817; al tener conocimiento de las operaciones previstas por el general curazoleño Manuel Piar, para liberar la importante región de Guayana, designó comandante de la Provincia de Barcelona al general Freites, al frente de cuatrocientos soldados, trasladándose al sur el 9 de febrero, para lograr el éxito que permitirá obtener alimentos, caballos y ganado de las misiones del Caroní, además del control y libre navegación por el río Orinoco.
El coronel realista Juan de Aldama, aprovechó el alejamiento de Bolívar, para aproximarse a Barcelona con más de tres mil quinientos efectivos. El 5 de abril, inició el sitio a la desguarnecida ciudad. Ante el inminente ataque de Aldama, Freites ordenó a la población encerrarse en el convento San Francisco, con poca agua y sin provisiones de alimentos. La acción ofensiva fue iniciada a las siete de la mañana del fatídico 7 de abril. Debido a las discrepancias por liderazgo entre el Libertador y el general Santiago Mariño, los refuerzos solicitados nunca llegaron. Mariño con mil setecientos soldados, se encontraba en Aragua de Barcelona, prefirió movilizarse hasta Cumaná para sitiarla, en vez de acudir en apoyo.
Freites estaba acompañado de los miembros del Ayuntamiento y del Gobernador Francisco Esteban Rivas. Aldama empleó la artillería para abrir brechas en los muros del convento, una vez lograda esta fase, la infantería realista procedió a sangre y fuego al asalto del sagrado lugar. Fallecieron más de setecientos personas. Durante seis horas Freites y sus soldados trataron de contener las feroces embestidas de los atacantes; los que pudieron escapar, al ser capturados corrieron la misma suerte.