7 de abril de
1817, el sacrificio en la Casa Fuerte de Barcelona
Por Eumenes Fuguet
La historia venezolana nos ha dejado plasmada con la tinta
indeleble del sacrificio y del valor, una de las páginas más infaustas, como
fue la escrita el 7 de abril de 1817, en el antiguo convento de San Francisco
en Barcelona, convertida Casa Fuerte, donde el valeroso general barcelonés
Pedro María Freites, la utilizó en última instancia como lugar de refugio a los
ancianos, mujeres, niños y enfermos de la ciudad, como también para el parque
(armas y municiones), dejadas por Bolívar en calidad de depósito.
El Libertador procedente de Haití, había llegado a Barcelona el
1ro de enero de 1817; al tener conocimiento de las operaciones previstas por el
general curazoleño Manuel Piar, para liberar la importante región de Guayana,
designó comandante de la Provincia de Barcelona al general Freites, al frente
de cuatrocientos soldados, trasladándose al sur el 9 de febrero, para lograr el
éxito que permitirá obtener alimentos, caballos y ganado de las misiones del
Caroní, además del control y libre navegación por el río Orinoco.
El coronel realista Juan de Aldama, aprovechó el alejamiento de
Bolívar, para aproximarse a Barcelona con más de tres mil quinientos efectivos.
El 5 de abril, inició el sitio a la desguarnecida ciudad. Ante el inminente
ataque de Aldama, Freites ordenó a la población encerrarse en el convento San
Francisco, con poca agua y sin provisiones de alimentos. La acción ofensiva fue
iniciada a las siete de la mañana del fatídico 7 de abril. Debido a las
discrepancias por liderazgo entre el Libertador y el general Santiago Mariño,
los refuerzos solicitados nunca llegaron. Mariño con mil setecientos soldados,
se encontraba en Aragua de Barcelona, prefirió movilizarse hasta Cumaná para
sitiarla, en vez de acudir en apoyo.
Freites estaba acompañado de los miembros del Ayuntamiento y del
Gobernador Francisco Esteban Rivas. Aldama empleó la artillería para abrir
brechas en los muros del convento, una vez lograda esta fase, la infantería
realista procedió a sangre y fuego al asalto del sagrado lugar. Fallecieron más
de setecientos personas. Durante seis horas Freites y sus soldados trataron de
contener las feroces embestidas de los atacantes; los que pudieron escapar, al
ser capturados corrieron la misma suerte.